LOS MALOS ESTADÍSTICOS Y LOS MALOS CONTABLES
En el mundo de las estadísticas de la NFL ocurre igual que en el mundo de la contabilidad, hay muchos malos contables, la mayoría, como hay muchos malos estadísticos, la inmensa mayoría.
A lo largo de mi vida profesional me he encontrado con dos tipos de contables, los malos y los buenos. Partiendo de la base de que ambos saben contabilidad, no son malos o buenos porque sepan llevar lo que se conoce como teneduría contable, sino por como uno ejecuta la contabilidad, uno mal y el otro bien.
¿Y qué diferencia hay entre un mal contable y un buen contable?
El primero registra lo que le dan, es decir, le dan 100 facturas recibidas, contabiliza las 100 facturas recibidas. Acto seguido le dan 50 facturas emitidas, contabiliza las 50 facturas emitidas. También contabiliza las nóminas, le dan el correspondiente resumen, o se lo hace él con las nóminas, y las contabiliza. A continuación contabiliza los movimientos bancarios y de caja. Es posible que incluso hasta contabilice las amortizaciones si le dan las fichas de amortización. ¿Pero os habéis fijado que toda su labor es registrar los movimientos que le dan? Sabe lo qué es la llevanza de la teneduría contabilidad, pero es un mal contable, solo registra aquello qué ve o qué le dan, una factura, un extracto bancarios, una nomina, etc..
El buen contable, además de hacer todo lo que hace el anterior, va un paso mas allá. No se conforma con registrar aquello que le dan, sino que además tiene en cuenta cosas y aspectos que no están documentadas en una factura, en un movimiento bancario o en una nómina. El buen contable no se limita a registrar los documentos que le dan y de allí saca sus conclusiones, una cuenta de pérdidas y ganancia y un balance de situación, sino que su trabajo es que esa información que maneja refleje la realidad económica y financiera de la empresa, que sea una imagen fiel de la situación patrimonial de la empresa.
El buen contable contabiliza provisiones, gastos que no están soportados en una factura, hace estudios para ver si debe hacer depreciaciones de activos y pasitos, detecta posibles contingencias pasadas, presentes y futuras que no necesariamente se soportan en un documento o papel, y si tienen algún efecto, ya sea bueno o malo, lo consigna. Trata de que su cuenta y pérdidas y ganancias sea algo más que una simple cuestión aritmética que parte de la técnica de la contabilidad. Y lo mismo pasa con su balance, no se trata de solo dar una fotografía de la realidad económica y financiera, sino que trata de interpretar esas fotografías, les mejora la luz y el enfoque, no se limita a darle al botón de la cámara.
Algo igual a lo que acabo de exponer está pasando en la NFL con una ciencia que cada día está mas implantada, las estadísticas. Y con ellas llegan los presuntos gurús de las estadísticas, que son los que interpretan esos datos. Y es aquí donde se puede entroncar este razonamiento con el de los buenos y malos contables, en materia de estadísticas hay los buenos estadísticos, pero sobre todo, hay los malos estadísticos.
El mal estadístico es aquel que al igual que el contable registra todos los movimientos qué le dan, no se deja ninguno y hasta hace bien su trabajo de registrar. Pero es allí donde ya no avanza, en base a esos datos que ha registrado y absolutamente nada más saca sus conclusiones, una reproducción en su campo de trabajo de la cuenta de pérdidas y ganancia y un balance de situación del mal contable. Son unos datos incuestionables, como los son las facturas y de los documentos, pero en el caso del estadístico.
El buen estadístico hace el mismo trabajo que el anterior, pero al igual que el buen contable va un paso más allá. No se limita a registrar los datos, sino que su visión e interpretación de aquello que tiene entre manos lo hace dar un paso más, pero sobre todo dar un paso más que haga comprensible su trabajo y que aquellos a quienes va destinada la información la puedan entender e interpretar.
Esto es lo que está pasando en el mundo de las estadísticas de la NFL. A la inmensa mayoría de los estadísticos nadie le cuestiona los datos, eso está basado en datos objetivos como en la contabilidad son las facturas, los extractos bancarios y otros documentos, pero se pueden contar con lo dedos de una mano los que van más allá. Por desgracia en materia de estadísticas en la NFL ocurre como en el mundo de la contabilidad, hay muchísimos que registran datos y sacan conclusiones, incluso algunos se “inventan” sus propias variables, como recientemente hemos visto en el caso de un estudio hecho sobre Aaron Donald.
El football, como la buena llevanza de una teneduría de una contabilidad, es mucho más complejo. Hay que tener una visión de las cosas que van mucho más allá de la simple objetividad de los datos fríos, que pueden ser incuestionables. En un solo snap de football hay ocurren de forma simultánea 22 cosas, nadie sabe con certeza que tenían en mente cada uno de los 22 jugadores lo que exactamente tenían no qué hacer, sino como lo terminan de hacer. En una factura, salvo error en la emisión de la misma, hay lo que hay, unos datos fríos que no admiten interpretación alguna, al igual que en un extracto bancarios, un pago es un pago y un ingreso es un ingreso.
Pero el football no trata sobre facturas, extractos y nóminas, hay muchísimas mas cosas, y esas cosas son los que los malos estadísticos no ven. Sabrán de números, son fríos, pero probablemente no tengan en cuenta algo tan estúpido como que ese día el WR no se ha puesto los tacos adecuados para la condición del césped o que cuando la humedad es muy alta, y por tanto el aire es más pesado, el ovoide no vuela igual que en perfecto entorno de un dome.
Hace años en un debate que mantenía con uno de estos defensores de los estadísticos le pregunté ¿Conoces a Bud Grant? Yo no le pedía que supiera que jugó en los Minneapolis Lakers y se proclamó campeón de la NBA, pero sí al menos que supiera que está en Hall of Fame tanto de la Canadian Football League como de la NFL, o que fue un legendario Head Coach de los Minnesota Vikings a los que llevo en cuatro ocasiones a la Súper Bowl, perdiendo todas ellas. En una ocasión Bud Grant dejo para la posterioridad una de las frases que mejor define al football “Hay entrenadores que de lunes a viernes preparan el partido perfecto para perder el domingo porque no pueden controlar el bote irregular de una pelota ovoide”.
El día que los estadísticos también controlen el bote de la pelota, ese día a lo mejor empiezo a creer algo más en ellos en una materia como la NFL. Hasta entonces, les daré su valor justo, ayudan pero lo que nunca haré es que sean quienes dicten el juego, los jugadores y la NFL.