Y YO DESEO LA CURA CONTRA EL CANCER
Las manifestaciones de jugadores, entrenadores, propietarios y de Roger Goodell sobre la injusticia social son igual de vacías que las candidatas de Miss Io que desea cuando dicen querer lo que sea.
No sé si en alguna ocasión habéis visto esos ridículos concursos de belleza femenina de “Miss lo que sea”.Dejando de lado si son una manifestación de machismo, o de micro machismo como gusta decir a nuestra “desclase” política, uno de los momentos cumbre, sino el más, es cuando obligan a las candidatas a decir algo o deben responder a preguntas de un jurado, que normalmente siempre está compuesto por personajes con un criterio de la moral cuando menos cuestionable, o mejor dicho, inexistente.
Entonces llega ese momento cuando la pobre chica, abrumada, vestida con traje de noche o con un mini bikini suelta la boutade de turno“Yo desearía que se encontrara una cura para el cáncer puesto que mi abuelita murió víctima de esa enfermedad”; o el ya manido “Deseo que las guerras del mundo se acaben y que haya paz entre todas las especies”. Siempre luego quedan las más descacharrantes que piden que dejen de matar a las ballenas o que cese la desforestación de la Amazonia. Normalmente estas pobres chicas, no de cartera sino de coeficiente intelectual, no les llega para decir más, son palabras huecas, demagogia barata dentro del marco de un concurso ante diluviano y más caducado que un yogur comprado hace un par de meses.
Esta semana estamos leyendo a jugadores, entrenadores, propietarios, incluso al mismo Roger Goodell pronunciarse sobre el tema más latente en los Estados Unidos, el único que ha sido capaz de desplazar a la pandemia del Covid 19, la injusticia racial y social existente en los Estados Unidos. No es este ni el sitio, lugar y momento de hablar de un fenómeno tan complejo y que además nos queda muy lejos y que la inmensa mayoría desconoce por completo, pero sí es momento de decir algo sobre lo que según algunos son las primeras manifestaciones sobre el fenómeno en la NFL, la liga más poderosa y con más impacto social en los Estados Unidos.
La NFL en esta materia siempre ha ido a rebufo de la NBA, una liga donde los jugadores nunca han tenido miedo de pronunciarse de manera pública, lo llevan haciendo décadas. Desde los tiempos en que Lew Alcindor era Lew Alcindor y no Kareem Abdul Jabbar, desde que Bill Russell se erigiera como abanderado de la causa racial en ni más ni menos que en los Boston Celtics. En la NFL, que curiosamente fue la primera gran liga profesional que permito la integración racial, más por una obligación legal que por querer ser una liga integrada, mientras tanto tenía entre sus propietarios más significativos a George Preston Marshall, propietario de los Washington Redskins y un furibundo y declarado racista.
No fue hasta 1962 que obligaron a George Preston Marshall a contratar a jugadores de color bajo la amenaza de rescindirle el contrato de arrendamiento del estadio, igual que pasó en 1949 cuando los Rams contrataron a dos jugadores de color para poder jugar en el Coliseo. En aquel año 1962 George Preston Marshall contrató a Bobby Mitchell tras un intercambio con los Cleveland Browns, equipo que al contrario de la NFL se significó por contratar jugadores de color desde su primera aparición en la desaparecida AAFC. Paul Brown no solo revolucionó el football, sino que fue quien realmente rompió la barrera racial en el mundo profesional del football.
La NFL por mucha palabrería que ahora trate de vender fue siempre por detrás en cuestiones raciales. Algún día será el momento de contar la cantidad de buenos QB de color que tuvieron que renunciar a jugar de QB (prometo hacerlo en mi blog “Erase una vez el football”), o peor aún, emigraron a la liga canadiense donde poder demostrar su calidad. Hoy día vemos normal que Lamar Jackson, Russell Wilson o Patrick Mahomes, sean la cara de la NFL o la portada del Madden, pero hasta bien entrado los 80 no era habitual ver a QB de color, se les consideraba no lo suficientemente inteligentes para jugar. El caso más sangrante y conocido quizás sea el de Warren Moon, que tras demostrar ser una mega estrella en la CFL pudo volver a la NFL, donde competía de tú a tú con QB como Dan Marino o John Elway. Si Warren Moon hubiera empezado su periplo en la NFL y no desterrado en Canadá él hubiese sido el poseedor de los récords de yardas, TD y pases.
Ahora vemos a jugadores, entrenadores, propietarios y hasta Roger Goodell hablar y pronunciarse, pero no al rebufo de la NBA, sino al rebufo de los incidentes raciales que estos días son noticia en los Estados Unidos. Ahora de repente, todos se acuerdan de Colin Kaepernick, que en 2016 inició una protesta que le costó su trabajo y ser objeto del boicot más descarnado y salvaje que recuerda la NFL desde los tiempos de George Preston Marshall.Entonces se podía leer a muchos de los que ahora se cuelgan la medalla racial y que ya era hora que esto sucediese que Colin Kaepernick no tenía sitio en la NFL por cuestiones deportivas, mientras la lista de QB que no valían ni para la AEFA encontraban sitio en varios equipos.
Me descojona leer a Pete Carroll postularse como abanderado cuando tuvo la oportunidad de contratar a Colin Kaepernick y no lo hizo a saber que por qué motivos. Me descojono escuchando a John Harbaugh postularse como abanderado cuando su jefe, Steve Bisciotti, dijo que había otros motivos para no contratar a Colin Kaepernick, motivos que se traducían en la pérdida de patrocinadores. El que más descojono produce sin embargo es Roger Goodell, patético cuando dice que debe una disculpa a Colin Kaepernickcuando era el brazo ejecutor de la “Omerta”. ¿Os imaginais a los sicarios de Vito Corleone ejecutando sus acciones sin su beneplácito? Hoy me he desayunado a Patrick Mahomes diciendo que se preocupa por la humanidad, antes de ayer Russell Wilson decía que de jugarse esta semana la NFL esta no hubiera tenido lugar. Inclusos en el colmo de los despropósitos Jerry Jones dice que le gustarían cambios sociales.
Mirad, yo sé que es un personaje denostado, pero no mucho más de los que he mencionado, pero hace poco Jorge Javier Vázquez, el abanderado de Telecinco, se declaraba de izquierdas en su programa de televisión.No hay nada malo en ello, pero poco después se exhibía en las redes sociales en unas vacaciones de lujo tumbado en la cubierta de una yate cuyo alquiler diario es el sueldo de varios meses de muchos trabajadores en España. Igual que se sabía poco después que había perdido un contencioso con la Agencia Tributaria por buscar fórmulas para ahorrarse pagar miles de euros en impuestos, él, que es de izquierdas actuando igual que aquellos que él tanto critica.
Patrick Mahomes, Russell Wilson, Pete Carroll, Andy Reid o John Harbaugh son todos como Jorge Javier Vázquez, con la boca dicen una cosa, pero con los hechos hacen otra completamente diferente. En el fondo son todos iguales a esas pobres niñas que ante un jurado lleno de sátrapas con toda la inocencia del universo sueltan “Yo deseo que encuentren una cura contra el cáncer”